Decidir. ¿Qué tema, no? Sin darnos cuenta, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos todos los días de nuestra vida estamos eligiendo. ¿Mate o café? ¿Un reel más o me voy a dormir? ¿Ahorro o me doy “ese” gustito? Incluso al no hacer nada, estamos decidiendo. Es un proceso inherente al ser humano que involucra pensamientos, emociones, experiencias y se afecta por el contexto sociocultural.

Por supuesto, no todas esas decisiones implican la misma relevancia. Muchas son intrascendentes y otras requieren de atención, esfuerzo, consultas con la almohada o el psicólogo. No es lo mismo elegir qué vas a comer hoy que elegir qué carrera universitaria seguir o incluso si seguir una. Hay tantos factores en juego que impactarán en tu futuro profesional que, lógicamente, no es para nada fácil. Y nos ha pasado a todos.

Ante decisiones de esa magnitud, es normal sentirnos sobrepasados, que aparezcan inseguridades, ansiedad, miedo a equivocarnos. Cuando se elige una carrera aparecen pensamientos como “¿Será lo mío?”, “¿Estudio algo que tenga buena salida laboral?” “¿Podré vivir de lo que estudié y lo que realmente me gusta?” Pero, estimados lectores, debemos serles sinceros: no hay una decisión correcta o incorrecta. Elegir una carrera que después no resultó como esperaba es posible y está bien. No hay que castigarse por eso ni tomarlo como un “fracaso”. Es todo parte de un aprendizaje y cada experiencia “positiva” o “negativa” nos ayudará a formar a los profesionales que seremos mañana. Lo importante es reconocer los propios intereses y sentimientos y poder actuar a tiempo.

Sin embargo, también hay algunos afortunados que tienen una gran vocación y saben desde pequeños qué les apasiona. También quienes luego de un proceso de discernimiento logran encontrar su destino. Si estás con dudas, te compartimos 7 sencillos pasos que pueden ayudarte y orientarte:

1. Identificá la decisión a tomar. Para decidir es importante reconocer el problema que necesitás solucionar o la pregunta que querés responder. Intentá que la descripción debe ser lo más clara y concreta posible.

2. Buscá información. Es un paso clave para poder decidir. Buscá información en diferentes fuentes y tomalo con calma, puede resultar abrumador.

3. Identificá las alternativas. Con la info en mano, buscá varias soluciones para un mismo “problema” y barajá diferentes posibilidades.

4. Analizá las alternativas. Podés hacer listas para examinar puntos a favor y en contra. Intentá en esta instancia no hacer juicios de valor sobre esas alternativas.

5. ¡Es hora de elegir! Ahora sí, después de analizar la info y discriminar los pros y contras, estás listo para tomar la decisión.

6. Manos a la obra. Lo más difícil ya está, ahora queda ponerte en acción. Elaborá un plan para concretar esa decisión.

7. Revisá los resultados. Transcurrido un determinado tiempo, analizá si la decisión, los resultados y tu impresión general van por buen camino. Si no estás satisfecho, ajustá lo que sea necesario y repetí el proceso.

Esperamos que siguiendo estos pasos podamos ayudarte a tomar mejores decisiones. Si estás en el proceso de elegir tu carrera universitaria, podés combinar esos 7 pasos con algunas actividades más específicas como analizar tus intereses, fortalezas y debilidades, hablar con profesionales y realizar test de orientación vocacional, entre otras. Recordá que es un proceso personal que implica pensar en el futuro y tomátelo con calma. Siempre estás a tiempo de dar marcha atrás.

¡Éxito en tus decisiones!